"Desde hace pocas décadas en ciertas zonas del mundo los seres humanos pueden elegir de qué se alimentan. Hasta entonces el menú se establecía a partir de lo que proporcionaba la naturaleza cercana o una despensa sin frigorífico, envases de plástico ni latas. A menudo se comía un plato único y era una bendición compartirlo. Con recursos frugales, aquellos seres humanos que no conocían la palabra ecología desarrollaron agriculturas sabiamente integradas en el paisaje y dietas tan saludables como la mediterránea.
Hoy manjares de todo el mundo pueden converger en un mantel o en un mercado. Se nos invita a consumirlos y cada vez somos más conscientes de lo que implica la libertad para escoger. La salud se construye o se tambalea en parte gracias a esas pequeñas decisiones o hábitos. Con ellos se prefigura asimismo todo un estilo de vida y una forma de relacionarse con los seres cuya generosidad hace factible nuestra andadura por este planeta. Nos referimos a las plantas y los animales. Comer es también un modo de plasmar la filosofía vital o las prioridades personales. Por ejemplo, adquirir huevos de gallina cuyo código impreso en la cáscara empieza por 0 (biológicos) o 1 (aves criadas con espacio para moverse) permite apoyar una ganadería más respetuosa con los animales, aparte de agasajar al paladar.
El amor, la comprensión y la capacidad de análisis, cualidades genuinamente humanas, son bienvenidas en la mesa. Por eso es sano plantearse qué comemos y con qué actitud. La cantidad en que se ingieren los alimentos y su procedencia definen tanto nuestros gustos y aspiraciones como nuestros conocimientos de nutrición."
Josan Ruiz
Editorial Cuerpomente
Octubre 2010