COCINA OVO-LACTO-VEGETARIANA... Y OTRAS EXQUISITECES.


Yo cocino desde que era una niña. Por aquel entonces, amasaba el pan con arena y agua y lo dejaba secar al sol, con paciencia. Hacía exquisitas sopas con hierbecitas, piedras y agua, y luego se las daba a mis muñecas. Siempre estuvieron muy bien alimentadas.

Hoy sigo cocinando. Y lo hago para alimentar el cuerpo y el espíritu de mi familia, de mis amigos, para procurarles un poquito de salud y felicidad. Y , de paso, para dar cauce a una de las expresiones creativas que más me relajan y que mayor placer pueden llegar a causar en mi querido prójimo: un plato vegetariano, equilibrado, sabroso, aromático, bien presentado … agradable en fin a todos los sentidos.

E incluyo, por supuesto, el sentido común: Obviamente, merece la pena cualquier plan dietético que nos ayude a aumentar nuestra sensibilidad ética, respete más los recursos del planeta y sea potencialmente capaz de hacer desaparecer el hambre. El vegetariano sabe que con su vida diaria contribuye de forma privada, pequeña e indirecta al alivio del sufrimiento humano y animal. Tiene conciencia de que en vez de ser parte de un problema es parte de una solución potencial. No cabe mayor sentido común.

Lo que os ofrezco son pequeños experimentos culinarios que yo misma he ido realizando y recopilando a lo largo de casi veinte años de mi experiencia vegetariana. Por supuesto, casi todos tienen su origen en una receta que un día leí, observé y apunté, escuché, o me fue transmitida por las sabias manos de mi abuela. Pero mi absoluta incapacidad para seguir una receta al pie de la letra (mi madre dice que esto tiene que ver con mi creatividad, pero yo pienso más bien que es por mi afán desmedido de libertad en todos los campos), me ha llevado a escribir mi propio recetario.

Espero que os animéis a cultivar conmigo un arte que es pura alquimia, pura armonía, salud y magia: el arte de la cocina vegetariana.




"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento." Hipócrates

23.3.11

Pionono Mermaid.


Aquí tenéis un plato muy "festivo", diferente, original... de los que tus invitados -que ya lo han probado alguna vez- te piden cuando van a tu casa.

Se llama "Pionono" (en su versión dulce) a un pastel de tamaño pequeño (algunos lo comen de un solo bocado), que consta de una fina lámina de bizcocho enrollado, formando un cilindro, y "emborrachado" con algún tipo de líquido dulce que le da una textura agradable y fresca. Suele ir coronado con crema tostada. Su aspecto pretende representar la forma de la cabeza del Papa Pío IX (de ahí el nombre), y parece ser que fue creado como homenaje a éste.

Mi "Pionono" no rinde homenaje a Papa alguno, pero mantiene el nombre, simplemente porque me encanta como suena, y porque es tan original como la misma receta.
Éste es una plato no-dulce, aunque no salado del todo (el bizcocho que he usado es el mismo que se usa para las tartas dulces). Y precisamente es esa mezcla, en mi opinión, lo que lo hace especialmente agradable y apetecible.


- una placa de bizcocho fina (la puedes comprar hecha en cualquier horno o pastelería)
- un bol de mayonesa casera
- salsa curry
- dos aguacates
- dos tomates frescos medianos
- dos huevos duros
- un par de cebolletas en vinagre bien picadas
- semillas de amapola
- reducción de vinagre de Módena

Mezclar tres cucharadas de mayonesa con dos cucharadas de salsa al curry, y extender bien la mezcla sobre toda la superficie del bizcocho, dejando libre sólo un pequeño margen alrededor. Cortar los aguacates, los tomates y los huevos duros en trocitos y extender bien sobre la salsa. Repartir luego la cebolleta picada. Enrollar hasta formar un cilindro. Pintar toda la superficie del cilindro con más salsa (mezcla de curry y mayonesa) y dejar en la nevera un par de horas como mínimo. Luego, cortar en rodajas con un cuchillo bien afilado. Antes de servir, espolvorear con semillas de amapola y decorar con un poco de reducción de vinagre de Módena.