COCINA OVO-LACTO-VEGETARIANA... Y OTRAS EXQUISITECES.


Yo cocino desde que era una niña. Por aquel entonces, amasaba el pan con arena y agua y lo dejaba secar al sol, con paciencia. Hacía exquisitas sopas con hierbecitas, piedras y agua, y luego se las daba a mis muñecas. Siempre estuvieron muy bien alimentadas.

Hoy sigo cocinando. Y lo hago para alimentar el cuerpo y el espíritu de mi familia, de mis amigos, para procurarles un poquito de salud y felicidad. Y , de paso, para dar cauce a una de las expresiones creativas que más me relajan y que mayor placer pueden llegar a causar en mi querido prójimo: un plato vegetariano, equilibrado, sabroso, aromático, bien presentado … agradable en fin a todos los sentidos.

E incluyo, por supuesto, el sentido común: Obviamente, merece la pena cualquier plan dietético que nos ayude a aumentar nuestra sensibilidad ética, respete más los recursos del planeta y sea potencialmente capaz de hacer desaparecer el hambre. El vegetariano sabe que con su vida diaria contribuye de forma privada, pequeña e indirecta al alivio del sufrimiento humano y animal. Tiene conciencia de que en vez de ser parte de un problema es parte de una solución potencial. No cabe mayor sentido común.

Lo que os ofrezco son pequeños experimentos culinarios que yo misma he ido realizando y recopilando a lo largo de casi veinte años de mi experiencia vegetariana. Por supuesto, casi todos tienen su origen en una receta que un día leí, observé y apunté, escuché, o me fue transmitida por las sabias manos de mi abuela. Pero mi absoluta incapacidad para seguir una receta al pie de la letra (mi madre dice que esto tiene que ver con mi creatividad, pero yo pienso más bien que es por mi afán desmedido de libertad en todos los campos), me ha llevado a escribir mi propio recetario.

Espero que os animéis a cultivar conmigo un arte que es pura alquimia, pura armonía, salud y magia: el arte de la cocina vegetariana.




"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento." Hipócrates

7.1.11

Pastel de pimientos de piquillo con mayonesa de ajos asados.


He aquí un plato que -al menos aparentemente- es un poquito más "sofisticado" y que sirve para esas comidas o cenas más especiales, para agasajar a los amigos o a la familia, o para celebrar alguna fecha muy especial. En mi casa, lo preparamos en Nochevieja, y todos los comensales, sin excepción, se quedaron con ganas de más. Si dedicas unos minutos a la presentación, el éxito está asegurado. Se come a temperatura ambiente, y puedes acompañarlo de las dos salsas que ves en las fotos, o de una sola. Si tuviera que elegir, yo optaría por la mayonesa de ajos asados.
Es de esas recetas ante las que la gente reacciona con expresiones del tipo: "Ahora entiendo que seais vegetarianos"...

- unos 350 grs de pimientos de piquillo de lata
- 4 huevos
- 200 grs de nata líquida
- sal y pimienta blanca
- mantequilla para engrasar el molde

Para las salsas:

- 1 cabeza de ajos
- mayonesa casera
- pimientos verdes
- una cebolla fresca
- un manojo de perejil


Saca los pimientos de la lata y quítales las pepitas y restos de piel que puedan quedar. Bate los pimientos junto con los huevos hasta que quede un puré fino. Añade la nata líquida, sal, pimienta, y mezcla bien.
Engrasa un molde tipo "plum-cake" y echa la mezcla. Tapa con papel de aluminio. Cuece en el horno al baño maría hasta que esté cuajado. Calcula cerca de una hora a unos 180º, pero -como siempre digo- depende de la potencia de tu horno. Lo más práctico es que a partir de la media hora vayas pinchando el pastel para comprobar si esta cuajado por dentro.
Una vez cuajado, saca del horno y deja enfriar a temperatura ambiente. Desmolda cuando esté templado.

Mientras tanto, asa una cabeza de ajo entera en el horno, tapada con papel de alumnio y con unas gotas de aceite. Tardará unos 25 minutos a 180º. Pela los ajos y haz un puré con ellos. Luego mezcla 4 cucharadas de mayonesa por una de puré de ajo asado.

Para la salsa verde, rehoga un par de pimientos verdes con una cebolla y un manojo de perejil, todo cortado en trozos pequeños. Luego tritura hasta hacer una salsa fina.

Puedes decorar con unas tiras de pimiento, un poco de sésamo...