COCINA OVO-LACTO-VEGETARIANA... Y OTRAS EXQUISITECES.


Yo cocino desde que era una niña. Por aquel entonces, amasaba el pan con arena y agua y lo dejaba secar al sol, con paciencia. Hacía exquisitas sopas con hierbecitas, piedras y agua, y luego se las daba a mis muñecas. Siempre estuvieron muy bien alimentadas.

Hoy sigo cocinando. Y lo hago para alimentar el cuerpo y el espíritu de mi familia, de mis amigos, para procurarles un poquito de salud y felicidad. Y , de paso, para dar cauce a una de las expresiones creativas que más me relajan y que mayor placer pueden llegar a causar en mi querido prójimo: un plato vegetariano, equilibrado, sabroso, aromático, bien presentado … agradable en fin a todos los sentidos.

E incluyo, por supuesto, el sentido común: Obviamente, merece la pena cualquier plan dietético que nos ayude a aumentar nuestra sensibilidad ética, respete más los recursos del planeta y sea potencialmente capaz de hacer desaparecer el hambre. El vegetariano sabe que con su vida diaria contribuye de forma privada, pequeña e indirecta al alivio del sufrimiento humano y animal. Tiene conciencia de que en vez de ser parte de un problema es parte de una solución potencial. No cabe mayor sentido común.

Lo que os ofrezco son pequeños experimentos culinarios que yo misma he ido realizando y recopilando a lo largo de casi veinte años de mi experiencia vegetariana. Por supuesto, casi todos tienen su origen en una receta que un día leí, observé y apunté, escuché, o me fue transmitida por las sabias manos de mi abuela. Pero mi absoluta incapacidad para seguir una receta al pie de la letra (mi madre dice que esto tiene que ver con mi creatividad, pero yo pienso más bien que es por mi afán desmedido de libertad en todos los campos), me ha llevado a escribir mi propio recetario.

Espero que os animéis a cultivar conmigo un arte que es pura alquimia, pura armonía, salud y magia: el arte de la cocina vegetariana.




"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento." Hipócrates

1.1.11

Galletas especiadas con el toque de Marina.


Ingredientes necesarios para hacer galletas especiadas: una tarde de vacaciones, un delantal de colores, una niña muy trabajadora, unas manitas bien limpias y hábiles... y un cachorro observando cada paso, y lamiendo cada miga que cae al suelo. Si dispones de estos ingredientes básicos, el resto es coser y cantar.

Para dos bandejas de horno repletas de galletas crujientes, especiadas y deliciosas:

- 130 grs de mantequilla
- media cucharadita de sal
- media cucharadita de nuez moscada
- dos cucharaditas de jengibre en polvo
- 1 cucharadita de canela
- 1 cucharadita de clavo molido
- 2 1/2 cuchardaitas de levadura en polvo
- 50 grs de miel
- 300 grs de harina integral o de espelta
- 200 grs de azúcar moreno
- 1 huevo

Derrite la mantequilla con la miel y remueve. Añade el azúcar moreno, el huevo y el resto de los ingredientes, dejando la harina para el final. Añádela poco a poco mientras remueves sin parar.

Deja reposar la masa envuelta en film en la nevera, como mínimo una hora. Así podrás trabajarla mejor más tarde.

Espolvorea harina sobre el banco de la cocina, y con la ayuda de un rodillo, extiende la masa hasta que tenga un grosor de unos 5 mm.

Con la ayuda de unos moldes, o de un cuchillo, o de un vaso, o de cualquier objeto apropiado que tengas a mano, da forma a las galletas.

Hornea a 180º (con horno precalentado) unos 10 minutos. Mejor sácalas antes de que estén demasiado doradas para que no se resequen.

Decora con azúcar glass o con lápices de repostería, o báñalas con un poco de chocolate.