"La miel, néctar de Afrodita, dorado tesoro de la tierra, resultado del alma de las flores y el trabajo de las abejas, ha servido para endulzar la vida mucho antes del descubrimiento del azúcar. Su sabor y aroma dependen de las flores donde han libado las abejas obreras. Su reputación como afrodisíaco es extensa. Los novios van de "luna de miel" y en muchas culturas es parte de la ceremonia y el ágape matrimonial. El alto contenido de vitamina B, C y minerales del polen estimula la producción de hormonas sexuales. Reaviva instantáneamente a los amantes agotados, porque el cuerpo la absorbe en un tiempo mínimo. (...) Atila, quien creía a pie juntillas en su poder estimulante, bebió tanto hidromiel el día de su boda que se murió de un paro cardíaco, para regocijo de sus enemigos y posiblemente también de su novia. El rey Salomón le canta a su amada:
miel y leche hay debajo de tu lengua;
y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.
Fragmento de "Afrodita", Isabel Allende.
Alexandre Cabanel, 1887
Y he querido empezar con este fragmento sobre la miel para retar a mis fieles seguidores. ¿Conoces alguna receta en la que uses la miel -néctar de Afrodita- como uno de los principales ingredientes? Envíamela. Sortearé un premio entre tod@s las recetas que reciba. Además, la receta ganadora aparecerá aquí fotografiada y publicada para el público deleite de todo el que se aventure en este dulce espacio. Y su autor o autora recibirá también un regalo muy, muy especial...
la materialidad de lo infinito.
Alma y sangre doliente de las flores
condensada a través de otro espíritu.
¡Oh divino licor de la humildad,
sereno como un verso primitivo!
Dulcísima. Dulce. Este es tu adjetivo.
Dulce como los vientres de las hembras.
Dulce como los ojos de los niños.
Dulce como las sombras de la noche.
Dulce como una voz. O como un lirio.
Fragmentos de "El Canto de la Miel"
F. García Lorca, 1918.