“Hadita” es como todos sus nietos llaman a mi madre. Nombre más dulce para una abuela no he oído jamás.
Elías, su primer nieto, decidió que ése sería su nombre. Con su media lengua, decir “abuelita” se le resistía, así que decidió cambiar esa complicada palabra por otra que sí le salía a la primera: “Hadita”. Los cuatro que vinieron después lo tuvieron más fácil; no hicieron otra cosa que seguir la tradición.
Lo curioso es que ya no sólo sus nietos, sino también otros miembros de la familia, incluso algunos amigos la llaman ahora así. Y la verdad es que el nombre, más adecuado no puede ser. Mi madre es para sus preciosos nietos lo más parecido a un hada: pocas veces deja de cumplir ni uno solo de sus deseos.
Pues bien, mi madre tiene por costumbre terminar sus comidas con un exquisito flan, cuya receta hoy os regalo. Ya veis que no es cualquier cosa. Os aseguro que el flan de una “Hadita” auténtica es capaz de ponerte alas….
Para 4, 5, 6 personas… depende de lo golosas que sean.
- 4 huevos
- azúcar
- leche
Caramelizar un molde redondo que tenga tapa.
Tomando como medida un vaso de ¼ de litro, batir un huevo con 2 cucharadas de azúcar y terminar de llenar de leche. Repetir dos veces más, y al final añadir otro huevo batido. Meter el molde caramelizado con el flan en una olla de vapor y poner al baño maría durante unos 25 minutos. Sacar, dejar enfriar en el molde y luego desmoldar.
Ésta es la receta básica, pero hay otras deliciosas variantes:
- Flan de café : Mezclar unas cuatro tazas de café concentrado con el preparado anterior, y seguir el mismo proceso.
- Flan de piña: usar zumo de piña en lugar de leche y adornar luego con rodajas de piña.
- Flan de algarroba: Añadir a la mezcla anterior dos cucharadas de algarroba en polvo (de venta en herborísterías)
- … con imaginación, casi cualquier sabor es posible…