Cuenta una vieja leyenda andina que, en un brutal intento de exterminar a los incas pobladores de las sierras altas chileno-peruanas, los cultivadores del "cereal madre" -la quinoa, junto con el maíz, constituía la base alimenticia de los habitantes del altiplano- les robaban todos los años las cosechas para acabar con sus mujeres y niños por inanición.
Al borde de la extinción, los pobres expoliados clamaron al cielo y éste les envió unas semillas carnosas y redondas que, convenientemente sembradas, se convirtieron en unas preciosas plantas que tiñeron de un hermoso color violeta las escarpadas laderas serranas. Los opresores permitieron el cultivo de las vistosas flores... ¡hasta que pudieron segarlas y hurtar lo que ellos creyeron era una excelente cosecha de verduras!
Casi moribundos, de nuevo los desconsolados campesinos volvieron sus pacientes ojos al cielo y una voz desde lo alto les indicó: "Para premiar a los buenos y burlar a los malos, he escondido los frutos bajo tierra: cavad y comed". Así lo hicieron y hallaron la ansiada recompensa que escondieron en secreto, consumieron con fruición y les permitió recuperar las extintas fuerzas necesarias para ahuyentar al cruel invasor que jamás volvió a importunarles.
Era la humilde planta de la patata, que hoy es el segundo alimento más utilizado del mundo y probablemente el que más hambre ha mitigado en la historia de la humanidad.
Para 4 personas aproximadamente.
- 4 patatas medianas
- medio litro de caldo de verduras
- 10 almendras crudas
- 3 rebanadas de pan
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharada de pimentón dulce
- aceite
- perejil
- varias semillas tostadas (sésamo, pepitas de calabaza, semillas de amapola...)
- 1 huevo por persona
Cocer los huevos durante unos 12 minutos, cortar en cuartos y reservar.
Freír los ajos, el pan y las almendras en una sartén con un poco de acite de oliva. Luego, pasar a un mortero y machacar junto con el pimentón y el perejil.
En el mismo aceite, rehogar las patatas cortadas en pedacitos. Luego, añadir la preparación anterior y mezclar. Por último, añadir toda la mezcla al caldo de verduras hirviendo y cocer a fuego suave hasta que las patatas estén en su punto.
Adornar con los huevos y con las semillas. Éstas últimas añadirán un delicioso toque crujiente al plato.