El tofu es originario de Extremo Oriente, donde ha sido durante siglos un producto básico de su alimentación. Fue introducido en Japón durante el siglo VIII por monjes budistas, y constituyó desde entonces la base tradicional de los platos vegetarianos. Es de gusto relativamente neutro y muy rico en calcio, de fácil absorción. Se prepara según centenares de recetas: asociado a unas salsas agridulces en ensaladas de hortalizas y de algas; incorporado en daditos a los platos de tallarines; desmenuzado y cocido, como los huevos revueltos, con champiñones y plantas aromáticas, etc.
- un bloque de tofu natural
- un bloque de tofu ahumado
- 2 ó 3 cebollas tiernas
- 2 calabacines
- un bote pequeño de maíz
- una hoja de laurel
- salsa de soja
- aceite de oliva
- sésamo tostado (o gomasio)
Hierve el tofu natural unos 5 minutos en un poco de agua. Escurre y desmenuza con el tenedor. Desmenuza también el tofu ahumado (que no tendrás que hervir). Corta la cebolla a medias lunas y los calabacines a dados. Saltea las cebollas en el wok con la hoja de laurel y un poco de aceite de sésamo (o de oliva). Añade los calabacines, después el maíz y sigue salteando unos minutos. Añade luego el tofu y mezcla bien. Sirve con un poco de sésamo tostado espolvoreado y unas tostadas de pan integral.