El eneldo se parece en parte al hinojo, pero su sabor es más delicado, como una mezcla de anís y limón. Sus hojas son muy finas, como plumas, y para mantener sus aromas se usan siempre frescas, acompañando platos en el último momento, y en salsas como la mayonesa. Combina bien con otras plantas frescas, yogur y huevos.
Las semillas son aromáticas y algo amargas. En Escandinavia y en centro de Europa se usan en vinagres, encurtidos y con la col fermentada, junto al laurel y la pimienta.
El eneldo se conoce desde la Edad Media. Se la consideraba una hierba con poderes, y que podía proteger contra la brujería.
Tiene propiedades curativas; en infusión facilita la digestión, y mi abuela me contaba que las madres solían tomarla hace años para estimular la producción de leche cuando amamantaban a sus hijos.