El color de esta crema es un reclamo para cualquiera. Pero además, tomada bien caliente, su rico sabor es delicioso y reconfortante. A mí me encanta el sabor dulce de la remolacha, su color intenso, y todavía me gusta más saber que es uno de los alimentos con mayor contenido en hierro del mundo vegetal.
Rehoga un par de cebollas cortadas en trozos medianos en una olla con un poco de aceite de oliva. Cuando estén transparentes, añade una remolacha grande en trozos (o dos pequeñas), un napicol, dos zanahorias (yo he usado zanahorias moradas), y una patata pequeña. Cubre con agua y deja cocer a fuego suave hasta que las hortalizas se ablanden. Tritura añadiendo sal y un poco de pimienta . Sirve muy caliente con un poco de queso semi-curado rallado, sésamo tostado y un poco de albahaca.