El otoño se inicia con el equinoccio, cuando la oscuridad de la noche iguala a la del día, y a partir de entonces la noche se va haciendo más larga que los días. La temperatura empieza a bajar y debemos prepararnos para los rigores del invierno.
Según la Medicina Tradicional China, en cada estación debemos aportar a nuestro cuerpo lo que va a nutrir mejor los órganos que corresponden a dicha estación (el estómago en el caso del otoño).
En otoño se preparan a menudo el mijo y las verduras redondas, como la calabaza, el nabo, las cebollas, las coles.
En esta época se toman sopas, muy importantes porque nos calientan y preparan nuestro estómago para digerir mejor la comida. Se reducen de forma instintiva los crudos, tanto en verduras como en vegetales. Ahora, lo mejor es usar métodos de cocción como el vapor o el escaldado para los vegetales o los estofados largos para la fruta o las hortalizas, de modo que potenciemos su dulzor natural.
También se recomienda especialmente el arroz integral (en realidad, el arroz se recomienda todo el año), y las legumbres.
Además, la cocina oriental incorpora las algas para enriquecer los alimentos. Por ejemplo, el alga wakame o el alga kombu aportan sales minerales y ácido algínico (en el campo de la química, este ácido ha demostrado tener un efecto protector frente a metales radiactivos).