COCINA OVO-LACTO-VEGETARIANA... Y OTRAS EXQUISITECES.


Yo cocino desde que era una niña. Por aquel entonces, amasaba el pan con arena y agua y lo dejaba secar al sol, con paciencia. Hacía exquisitas sopas con hierbecitas, piedras y agua, y luego se las daba a mis muñecas. Siempre estuvieron muy bien alimentadas.

Hoy sigo cocinando. Y lo hago para alimentar el cuerpo y el espíritu de mi familia, de mis amigos, para procurarles un poquito de salud y felicidad. Y , de paso, para dar cauce a una de las expresiones creativas que más me relajan y que mayor placer pueden llegar a causar en mi querido prójimo: un plato vegetariano, equilibrado, sabroso, aromático, bien presentado … agradable en fin a todos los sentidos.

E incluyo, por supuesto, el sentido común: Obviamente, merece la pena cualquier plan dietético que nos ayude a aumentar nuestra sensibilidad ética, respete más los recursos del planeta y sea potencialmente capaz de hacer desaparecer el hambre. El vegetariano sabe que con su vida diaria contribuye de forma privada, pequeña e indirecta al alivio del sufrimiento humano y animal. Tiene conciencia de que en vez de ser parte de un problema es parte de una solución potencial. No cabe mayor sentido común.

Lo que os ofrezco son pequeños experimentos culinarios que yo misma he ido realizando y recopilando a lo largo de casi veinte años de mi experiencia vegetariana. Por supuesto, casi todos tienen su origen en una receta que un día leí, observé y apunté, escuché, o me fue transmitida por las sabias manos de mi abuela. Pero mi absoluta incapacidad para seguir una receta al pie de la letra (mi madre dice que esto tiene que ver con mi creatividad, pero yo pienso más bien que es por mi afán desmedido de libertad en todos los campos), me ha llevado a escribir mi propio recetario.

Espero que os animéis a cultivar conmigo un arte que es pura alquimia, pura armonía, salud y magia: el arte de la cocina vegetariana.




"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento." Hipócrates

30.9.10

Tarta de cerezas con limón.


Ésta es una tarta muy curiosa, porque en su composición no entra ni un gramo de harina ni de levadura, los típicos ingredientes de una tarta. La almendra y los trocitos de corteza de limón de dan una textura muy especial, y a pesar de su dulzor, el abundante limón la hace refrescante al mismo tiempo. Y luego el toque de las cerezas... una de mis frutas favoritas!
Quien la prueba, reacciona al primer bocado con un Mmmmmmmmm.... que lo dice todo.


-
la corteza (sólo la parte amarilla) y el zumo de dos limones
- 80 ml de nata líquida
-
100 grs de almendras molidas
-
200 grs de azúcar glass (y un poco más para espolvorear)
-
5 huevos
-
100 grs de mantequilla fundida (y un poco más para engrasar el molde)
-
100 ml de licor Limoncello
-
250 grs de cerezas deshuesadas


Triturar con el robot de cocina o con una batidora todos los ingredientes excepto el Limoncello, que se añadirá al final. Luego, batir un minuto más. Poner las cerezas en el fondo de un molde para horno engrasado con mantequilla y verter por encima la mezcla anterior. Meter en el horno precalentado a 180º durante unos 45 minutos (depende de la potencia de tu horno). Cuando compruebes que la mezcla ha cuajado, ya puedes sacarlo. Deja enfriar y espolvorea con el azúcar glass antes de servir. Puedes acompañarla con una copita de Limoncello bien frío.

Mira AQUÍ los beneficios que el limón aporta a tu salud.


EL LIMONCELLO

El Limoncello no tiene una fecha oficializada de nacimiento; nace como la aplicación de una síntesis de tradiciones centenarias. El lugar de origen que se le asigna es la provincia de Nápoles, la fértil Campania y particularmente toma renombre de la Isla de Ischia y la ciudad de Sorrento, donde todo se hacía en casa y se sigue haciendo: tomates secados al sol, salsa de tomate conservada en botellas aromatizada con albahaca fresca y cubierta hasta el cuello con aceite de oliva, confituras, mermeladas, dulces.. y el amarillo Limoncello cuyas bondades traspasaron los mares de la misma Italia. Esta posibilidad se debe principalmente la ausencia de colorantes, aditivos, conservantes y su gusto natural a cáscara de limón.