COCINA OVO-LACTO-VEGETARIANA... Y OTRAS EXQUISITECES.


Yo cocino desde que era una niña. Por aquel entonces, amasaba el pan con arena y agua y lo dejaba secar al sol, con paciencia. Hacía exquisitas sopas con hierbecitas, piedras y agua, y luego se las daba a mis muñecas. Siempre estuvieron muy bien alimentadas.

Hoy sigo cocinando. Y lo hago para alimentar el cuerpo y el espíritu de mi familia, de mis amigos, para procurarles un poquito de salud y felicidad. Y , de paso, para dar cauce a una de las expresiones creativas que más me relajan y que mayor placer pueden llegar a causar en mi querido prójimo: un plato vegetariano, equilibrado, sabroso, aromático, bien presentado … agradable en fin a todos los sentidos.

E incluyo, por supuesto, el sentido común: Obviamente, merece la pena cualquier plan dietético que nos ayude a aumentar nuestra sensibilidad ética, respete más los recursos del planeta y sea potencialmente capaz de hacer desaparecer el hambre. El vegetariano sabe que con su vida diaria contribuye de forma privada, pequeña e indirecta al alivio del sufrimiento humano y animal. Tiene conciencia de que en vez de ser parte de un problema es parte de una solución potencial. No cabe mayor sentido común.

Lo que os ofrezco son pequeños experimentos culinarios que yo misma he ido realizando y recopilando a lo largo de casi veinte años de mi experiencia vegetariana. Por supuesto, casi todos tienen su origen en una receta que un día leí, observé y apunté, escuché, o me fue transmitida por las sabias manos de mi abuela. Pero mi absoluta incapacidad para seguir una receta al pie de la letra (mi madre dice que esto tiene que ver con mi creatividad, pero yo pienso más bien que es por mi afán desmedido de libertad en todos los campos), me ha llevado a escribir mi propio recetario.

Espero que os animéis a cultivar conmigo un arte que es pura alquimia, pura armonía, salud y magia: el arte de la cocina vegetariana.




"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento." Hipócrates

19.12.10

Bizcocho de naranja con salsa de chocolate.

Aunque las naranjas son oriundas de China, no hay árbol que simbolice mejor el espíritu de la región donde vivo que el naranjo, y no hay fruta que consideremos más nuestra que la naranja. No hay valenciano que se precie que no sienta el aroma del azahar como parte de su propia esencia, de su historia y su cultura, y que no conozca numerosos platos en los que este cítrico sea protagonista. Especialmente en esta época, hay naranjas en todos los hogares. Las naranjas son especialmente ricas, dulces y aromáticas cuando llega la Navidad.

Así que aquí tenéis un rico bizcocho de naranjas. El aroma que impregna la casa mientras se rallan y exprimen las naranjas, así como el olor del bizcocho mientras se está haciendo en el horno, ya son suficientes razones para prepararlo. Si además lo sirves con una salsa de chocolate caliente... estarás deseando repetirlo en cuanto pruebes el primer bocado.

- 250 grs de azúcar

- 250 grs de harina

- 4 huevos

- un sobrecito de levadura

- la ralladura de una naranja

- el zumo de dos naranjas

- mermelada de naranja amarga

- una pastilla de chocolate para fundir

- mantequilla

Bate el azúcar con las yemas, el zumo de una naranja, la ralladura y la levadura, y añade poco a poco la harina. Bate las claras a punto de nieve fuerte, e incorpóralas con cuidado. Unta un molde con mantequilla y enharínalo. Introduce a horno precalentado a 180º durante unos 45 minutos. Sácalo del horno y déjalo enfriar unos 10 minutos. Con la ayuda de una aguja de hacer punto, o un pincho de diámetro similar, haz una serie de agujeros en la superficie, y reparte bien sobre ellos el zumo de la otra naranja (si no van a comer niños, puedes mezclar el zumo con algún licor de naranja). Antes de que se enfríe, cubre con una capa de mermelada de naranjas amargas. Aparte, funde el chocolate al baño María. Sirve con unos gajos de naranja pelada espolvoreada con canela y la salsa de chocolate caliente.