Pocos saben que el mijo es uno de los cereales más antiguos consumidos por el hombre. En China e India ha sido el alimento básico durante más de 3.000 años. Pueblos guerreros (etruscos, romanos, galos, griegos, persas, asirios, tártaros y visigodos) se alimentaban con mijo para mantenerse en buena forma, física y mental. Los hunzas del Himalaya (famosos por su longevidad) lo tienen como cereal básico. Es gustoso, dulce, y ligero. Además es más nutriente, energético y rico en sales minerales que los cereales más difundidos. Increíblemente, en nuestro país se consume muy poco, y la gran mayoría piensa que es exclusivamente un alimento para pájaros.
En zonas secas, el mijo (Panicum miliaceum) significa una verdadera barrera contra el hambre. Crece en tierras pobres con pocas lluvias y si éstas no se producen, las plantas hibernan para esperar las siguientes lluvias. Además el mijo cosechado puede almacenarse sin dificultad por algunos años.
Desde el punto de vista nutricional, tiene un alto contenido proteico. Sus proteínas son de elevado valor biológico, más completas que las de trigo, arroz y maíz, y en mayor cantidad. Es, junto a la avena, el cereal más energético que se conoce.
El mijo es una excelente alternativa a la pasta o el arroz. Su sabor, neutro, suave y lleno de matices, recuerda un poco a la mantequilla, por lo que es apropiado para cocinar junto a otros ingredientes de gustos más intensos en una gran variedad de platos.
Para unas 4 personas:
- 2 zanahorias
- 1 pimiento rojo
- 1 calabacín
- 1 ajo puerro
- 1 cebolla
- Hierbas provenzales
- Aprox. 200 gr. de mijo
- Agua o caldo de verduras
- Salsa de tomate casera
- Aceite de oliva, sal
Rehogar las verduras cortadas en trocitos muy finos en aceite de oliva. Añadir un poco de sal. Añadir el mijo a las verduras y rehogar todo junto unos 5 minutos. Añadir el agua o caldo de verduras (justo el doble de volumen que de mijo). Bajar el fuego al mínimo y dejar cocer con un difusor unos 20 minutos.
El mijo produce una especie de gelatina al cocer, por lo cual, si se deja enfriar en un molde, con la forma que escojamos, una vez frío o templado, adquirirá esa misma forma. Así se puede obtener una especie de pastel de forma muy sencilla. Luego, se puede servir con salsa casera de tomate.