Como en muchas otras ocasiones, lo más sencillo acaba siendo lo más delicioso. Creo que éste es uno de los postres más fáciles de hacer que existen. Eso sí, conviene prepararlo con bastante antelación porque debe enfriarse bien en la nevera.
La Panna Cotta tradicional se elabora con nata, leche de vaca, azúcar y gelatina.
Yo he hecho una pequeña variante, que resulta mucho más ligera y aromática.
PANNA COTTA DE AVENA
(para 4 personas aproximadamente)
- medio l. de leche de avena
- 3 cucharadas rasas de copos de agar-agar (ó 3 hojas de gelatina)
- 1 rama de canela
- 1 limón (mejor si es biológico)
- mermelada al gusto (la de mi foto es de frutas del bosque, mi preferida)
- unas hojitas de menta fresca
Si se hace con gelatina, poner las hojas en remojo en agua fría. Lavar el limón y cocer su piel junto con la leche de avena y la canela. Tras el primer hervor, añadir el agar-agar o la gelatina escurrida y cocer 10 minutos a fuego medio-lento, removiendo sin parar. Repartir en moldes o vasitos. Dejar enfriar y luego meter en la nevera, como mínimo 3 horas antes de desmoldar.
Aclarar la mermelada que elijas con un poquito de agua hasta que se haga más ligera. Adornar con la menta fresca.
El Agar-agar es una de las mejores opciones a la hora de confeccionar postres o platos cuya estructura esté fundamentada en algún tipo de espesante o estabilizante.
Proviene de los mares del sur, donde se halla un alga roja del que se obtiene el principio básico para elaborarlo.
En el siglo XVIII aparece por primera vez en su estado sólido gracias al descubrimiento fortuito realizado por un japonés. Éste logró purificarlo y deshidratarlo con el fin de exportarlo a China. De allí pasó a Europa y a mediados del siglo XIX viajó hasta el continente americano con la pretensión de convertirse en sustituto de la gelatina convencional elaborada a base de cola de pescado.
Es un producto incoloro, resistente y posiblemente uno de los mejores agentes formadores de geles, partiendo de concentraciones sorprendentemente bajas.
Se obtiene, a partir del hervor de ocho tipos diferentes de algas rojas. Se filtra y por último se liofiliza hasta obtener una materia seca un tanto quebradiza y completamente soluble.
Al contacto con el agua, incluso a bajas temperaturas, puede llegar a aumentar treinta veces su volumen. Destaca sobre las otras gelatinas porque mantiene su consistencia tanto en tibio como en caliente, cosa que no es posible con ningún otro producto de la misma naturaleza.