Pues bien, yo os demostraré que, una vez más, quizá sea mejor idea dejar nadar y correr –respectivamente- a ambas criaturas en sus respectivos hábitats y centrarnos, cómo no, en nuestras sanas, coloristas y sabrosas verduras y hortalizas. Condimentadas adecuadamente, ni el más carnívoro de vuestros comensales echará de menos a aquellas inocentes criaturas…
- Ajo (3 dientes)
- Perejil (unas ramitas)
- Sal
- Vinagre (3/4 litro)
- Aceite de Oliva Virgen
Laminar los champiñones, lavar bien y dejar escurrir. Luego, poner en un bol, añadir un poco de sal y cubrir de vinagre. Como flotarán, de vez en cuando habrá que hundirlos con una cuchara para que se maceren bien por los dos lados. Dejar macerar durante dos horas.
Momentos antes de que termine el macerado, picar los ajos y el perejil en trocitos pequeños.
Transcurrido el tiempo de maceración, escurrir el vinagre de los champiñones, enjuagar y dejar escurrir bien. Luego, colocar en el plato donde los vamos a servir, o en el bote donde los vamos a guardar, añadir el ajo y el perejil y cubrir con aceite de oliva virgen. Dejar macerar al menos durante cuatro horas. Servir con unas rebanadas de buen pan.