COCINA OVO-LACTO-VEGETARIANA... Y OTRAS EXQUISITECES.


Yo cocino desde que era una niña. Por aquel entonces, amasaba el pan con arena y agua y lo dejaba secar al sol, con paciencia. Hacía exquisitas sopas con hierbecitas, piedras y agua, y luego se las daba a mis muñecas. Siempre estuvieron muy bien alimentadas.

Hoy sigo cocinando. Y lo hago para alimentar el cuerpo y el espíritu de mi familia, de mis amigos, para procurarles un poquito de salud y felicidad. Y , de paso, para dar cauce a una de las expresiones creativas que más me relajan y que mayor placer pueden llegar a causar en mi querido prójimo: un plato vegetariano, equilibrado, sabroso, aromático, bien presentado … agradable en fin a todos los sentidos.

E incluyo, por supuesto, el sentido común: Obviamente, merece la pena cualquier plan dietético que nos ayude a aumentar nuestra sensibilidad ética, respete más los recursos del planeta y sea potencialmente capaz de hacer desaparecer el hambre. El vegetariano sabe que con su vida diaria contribuye de forma privada, pequeña e indirecta al alivio del sufrimiento humano y animal. Tiene conciencia de que en vez de ser parte de un problema es parte de una solución potencial. No cabe mayor sentido común.

Lo que os ofrezco son pequeños experimentos culinarios que yo misma he ido realizando y recopilando a lo largo de casi veinte años de mi experiencia vegetariana. Por supuesto, casi todos tienen su origen en una receta que un día leí, observé y apunté, escuché, o me fue transmitida por las sabias manos de mi abuela. Pero mi absoluta incapacidad para seguir una receta al pie de la letra (mi madre dice que esto tiene que ver con mi creatividad, pero yo pienso más bien que es por mi afán desmedido de libertad en todos los campos), me ha llevado a escribir mi propio recetario.

Espero que os animéis a cultivar conmigo un arte que es pura alquimia, pura armonía, salud y magia: el arte de la cocina vegetariana.




"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento." Hipócrates

29.10.10

Arroz agridulce chino-cubano (de Graciela).


Hoy traigo otra de las recetas que participaron en el concurso de recetas con miel. Me la envió Graciela, desde Buenos Aires. Decía mi amiga que este exquisito y original arroz agridulce tiene un toque chino, gracias a la salsa, y que el crujiente toque de frutos secos proviene de la cocina cubana.
Personalmente, me encantan las mezclas raciales, las fusiones de estilos y sabores, y especialmente en la cocina, creo que funcionan de maravilla. Así que Graciela, una vez más, acertó con mis gustos...

Transcribo aquí la receta. Sólo he hecho un pequeño cambio, adaptando la receta a los gustos de mi casa: veréis que lo he servido todo por separado en el plato. El arroz ya tiene un toque de salsa, y he puesto aparte una pequeña salsera para que cada uno se sirva a su gusto.

Ingredientes (para dos personas):

- 2 tazas de arroz hervido y colado (yo he usado arroz integral)

- 1 cebolla grande picada

- 2 zanahorias chicas cortadas en rodajas finitas

- media taza de nueces pocadas y otra media de almendras picadas

- 3 cucharadas de miel

- 2 cucharadas de salsa de soja

- aceite de oliva y sal

Preparación:

En una sartén grande o wok poner el aceite de oliva, dorar la cebolla a fuego medio. Agregar las zanahorias en rodajitas. Tapar parcialmente, hasta que estén tiernas. Aparte, tostar ligeramente las frutas secas e incluir en la preparación anterior. Ahora se añade el arroz, se mezcla bien, fundiendo todos los ingredientes.Y el encanto especial lo brinda esta sencilla salsa agridulce: las cucharadas de miel y salsa de soja, que se incorporan en la misma sartén. Se debe rehogar bien. Tomará un intenso color dorado muy tentador. Sabe delicioso, como muchos manjares de la antigua cocina china.